27 marzo, 2007

La Biblioteca del Diablo

Nos cuenta el Libro del Génesis del Antiguo Testamento, quizás simbólicamente, que cuando los primeros padres de la humanidad se encontraban en el Paraíso disfrutando la vida que para ellos había preparado amorosamente el Creador Supremo del Universo, un ser perverso intrínsecamente malo engañó a Eva para que ésta a su vez convenciera a Adán de comer el fruto que el Creador Supremo les tenía prohibido comer por las terribles consecuencias que tal acto de desobediencia les acarrearía. La pérdida del Paraíso ilustra lo que puede suceder cuando uno irreflexivamente se deja engañar y convencer por un ente maligno que nunca estuvo realmente interesado por el bien de los demás, cuando uno se deja arrastrar por una serpiente astuta que con su lengua maravillosa logra utilizar a otros incautos para sus propios siniestros propósitos.

Dejarse llevar por una lengua de serpiente no exime a uno de la responsabilidad de haber caído bajo su fascinación. En este sentido, la culpa es compartida, al igual que sus consecuencias. Tal sucedió con el pueblo alemán que, dejándose convencer por la lengua de serpiente del moderno Anticristo Adolfo Hitler, cayó en un imperio de crimen, de terror y de locura, que nada le pedía al infierno que la Biblia nos dice está reservado para los impíos. Tal sucedió con el pueblo ruso que, abrazando un modelo económico hasta entonces completamente desconocido y jamás probado con anterioridad, elevándolo a la categoría de dogma casi sagrado, tuvo que pagar con sangre y dolor por casi ocho décadas el precio de sostener tal ficción que los propagandistas oficiales, las lenguas de serpiente al servicio del Estado, no cesaban de ensalzar como la panacea de todos los males, esa "gran dictadura del proletariado" en la que hoy ya ningún ruso cree.

Las lenguas de serpiente surgen por donde menos se espera. Esta puede ser un libro que, hecho llegar sigilosamente a nuestras manos por otro que simula ser nuestro amigo, intenta convencernos con una maraña de astutas mentiras de que hay una fabulosa cuan gigantesca conspiración para apoderarse del mundo encabezada por algún grupo social al que cómodamente se le pueden achacar todos los males del mundo habidos y por haber; y que nosotros, sí, nosotros, podemos ayudar a "salvar al mundo" si tan sólo nos ponemos a los pies y a las órdenes incondicionales de gente como la que nos hizo llegar ése libro, si tan sólo entregamos el propósito de nuestras vidas a otros poniéndolas por completo en sus manos, sellando nuestra entrega con algún pacto secreto o algún juramento de lealtad invocando en la mayor blasfemia posible el mismo nombre del Supremo Creador, un pacto que seguramente marcará el principio de nuestra caída hacia un abismo sin fondo.

Lenguas de serpiente fueron quienes basándose burdamente en una sátira francesa titulada "Diálogo en los Infiernos entre Napoleón y Montesquieu" elaboraron esa aberración insultante conocida en nuestros días como Los Protocolos de los Sabios de Sión, los cuales alimentaron las llamas del antisemitismo en Europa a grado tal que llevarían a 6 millones de judíos a los hornos crematorios de los campos de concentración de la Alemania Nazi; como también han sido lenguas de serpiente los propagandistas de la extrema derecha tales como Salvador Borrego y "Traian Romanescu".

Al leer una obra como el texto revisionista neo-Nazi por excelencia Derrota Mundial de Salvador Borrego, los lectores del mismo pueden quedar impresionados por la extensa bibliografía que aparece citada al final de la obra, yéndose con la finta de que la gran mayoría de tales referencias son confiables. Esto nos muestra que la Biblioteca del Diablo, en la cual se encuentran todos los libros, obras, tratados, panfletos, y folletos elaborados por y para la extrema derecha, cuenta con una pléyade de autores que generan suficiente material para mantener ocupados a los propagandistas y lectores de la extrema derecha interesados en aumentar aún más sus ya de por sí voluminosas colecciones.

Una de las primeras prioridades -o mejor dicho, la primera prioridad- de los movimientos neo-Nazis alrededor del mundo es tratar a como dé lugar de "lavarle" a los Nazis el enorme peso de la culpa del Holocausto que llevaron a cabo en contra de seis millones de seres humanos en los hornos crematorios de los campos de concentración en plena Segunda Guerra Mundial, aunque sea recurriendo a mentiras directas e invenciones fabricadas sin apoyo alguno en la realidad de lo que sucedió. Porque si ésto no se lleva a cabo, el Nazismo como tal simple y sencillamente se convierte en una cosa demasiado monstruosa como para poder tener esperanza alguna de ganar nuevos adeptos en la actualidad. Esto ha dado pié a que surjan legiones de revisionistas de la Historia, verdaderas lenguas de serpiente, que son precisamente los que son citados ampliamente en las extensas bibliografías a las que recurren los escritores de la ultraderecha contemporánea.

En los Estados Unidos de Norteamérica, existe una cadena de tiendas de libros muy prestigiada, la cadena Barnes & Noble. De manera tal que si un internauta buscando libros sobre el tema del Nazismo o sobre la extrema derecha en general llega a un portal con el nombre The Barnes Review Organization, puede quedarse con la impresión de que éste portal es un portal serio y respetable que está asociado de algún modo con la famosa cadena de tiendas de libros, dándole con ello credibilidad a los materiales que aquí se ofertan. Pero una inspección cuidadosa revela que The Barnes Review Organization no tiene absolutamente nada que ver con la cadena de tienda Barnes & Noble. Este portal es de hecho un portal de literatura extremista neo-Nazi fundado por el revisionista histórico Willis Carto (éste es el verdadero significado de la palabra Review), el cual intenta promover a través del portal la venta de una revista, la revista The Barnes Review. (Willis Carto anteriormente había fundado en 1979 un "instituto" que no tiene nada de educativo, el Institute for Historical Review, pero perdió el control de dicha organización cuando varios asociados suyos le quitaron el negocio al darse cuenta de que, pese a todo, la venta del fanatismo es un buen negocio.) El nombre de la organización es una alusión directa a Harry Elmer Barnes, reconocido como uno de los pioneros del revisionismo histórico norteamericano, el cual argumentó entre otras cosas que Hitler era un pacifista que no quería ningún tipo de guerra y que el Presidente Roosevelt fué quien provocó el bombardeo japonés de Pearl Harbor (en relación a ésto último véase el artículo de Spectator titulado "Las Pifias de la Propaganda", puesto dentro del blog "Miscelánea").

Veamos una de las revistas típicas de esta organización, la revista bimensual correspondiente al Volumen IX (2003) para los meses de septiembre y octubre. El artículo correspondiente a la portada de la revista se titula La Inmolación de un Vikingo, y el texto introductorio dice así: "Vidkun Quisling nació el 18 de julio de 1887 y se convirtió en un hombre de su tiempo cuya vida fue orquestada por eventos barriendo a Europa". Más al interior, leemos lo siguiente: "Contrario a todos los mitos de Vidkun Quisling, él no era moralmente reprochable ni un traidor. Su feroz patriotismo nórdico lo llevó regularmente a tomar a menos a las autoridades alemanas de ocupación a la vez que les apoyaba mucho de su agenda nacionalista". El artículo en sí es altamente alabatorio y elogioso de éste "héroe nórdico". Pero quien sepa un poco más de historia, sobre todo en Noruega, posiblemente tendrá una opinión totalmente diferente sobre el ensalzamiento que la revista norteamericana revisionista le dá al "vikingo". Porque resulta que Vidkun Quisling era todo un Nazi-fascista:








en el sentido noruego de la palabra, habiendo fundado el partido Nasjonal Samling una copia del Partido Nazi Alemán, un partido que empezó con la fachada de ser pseudo-religioso pero que con el tiempo se fué quitando su careta mostrando su verdadera y horrible faz. El mismo Quisling se hacía llamar Fører, el equivalente noruego directo del significado dado a la palabra Führer en Alemania. El partido fundado por él se fue haciendo cada vez más extremista y anti-judío, a grado tal que cualquiera diría que terminó convertiéndose en una sucursal del Partido Nazi de Alemania. Tras la invasión que llevó a cabo el "pacifista" Hitler a Noruega, le llegó su turno a Quisling de ejercer el poder, y ya desde su puesto como Ministro Presidente colaboró directamente con los alemanes en la deportación de los judíos noruegos a los campos de concentración, alentó a los jóvenes noruegos a que se uniesen a la división Noruega de las SS, y tuvo responsabilidad directa con la ejecución de patriotas noruegos. En pocas palabras, apoyado por la invasión Nazi a su país, estuvo apuñalando a su propia gente por la espalda, convirtiéndose en un colaborador activo del Tercer Reich, confiado en que Hitler ganaría la guerra, confiado en que al ocurrir el triunfo Nazi para el dominio de Europa los Nazis lo mantendrían en el poder como un buen e incondicional amigo de ellos, alguien en quien podían confiar plenamente. Quisling estaba consciente de que tras la culminación victoriosa de la conquista de Rusia los Nazis jamás saldrían de Noruega, estaba consciente de que habían llegado allí para quedarse, y estaba consciente de que el plan de Hitler era la eventual dominación de toda Europa para de allí proseguir hacia la conquista del planeta (esto lo reconoce la misma revista al principio del artículo citando algo salido de Quisling en 1930). Pero esto lejos de detenerlo o moderarlo lo convirtió en un entusiasta colaborador pleno de Hitler. Sin embargo, Hitler no ganó la guerra, y Quisling fue juzgado y encontrado culpable de los cargos de alta traición a su patria, lo cual pagó en el paredón de fusilamiento. En la actualidad, hay muy pocos noruegos que tienen buenos recuerdos de Quisling. En el vocabulario de la lengua Inglesa, el apellido de éste hombre aparece como sustantivo, la palabra quisling se ha convertido en sinónimo de traidor. Otros países europeos también han adoptado esta palabra en sus vocabularios dándole el mismo significado. El principal legado "intelectual" de Quisling para los neo-Nazis contemporáneos es su libro Russland og vi ("Rusia y nosotros") publicado por vez primera en 1930. En contraste, en la época de Vidkun Quisling, uno de los períodos más negros en la historia de Noruega, hubo un héroe llamado Carl Joachim Hambro (sentado a la izquierda en la foto):





el cual, en uno de los episodios más dramáticos que documenta la Historia en dicho país, fué quien puso a salvo a la Familia Real en la medianoche del 9 de abril de 1940 al sonar las sirenas advirtiendo sobre la inminente invasión Nazi a Noruega, organizando el escape de la Familia Real y de los miembros del Storting (Parlamento Noruego) en un tren especial que salió de Oslo a las 7:30 A.M. Apenas tres horas antes de que el tren abandonara la estación, el Ministro de Relaciones Exteriores noruego Halvdan Koht le había advertido al Embajador alemán Curt Bräuer que Noruega lucharía en contra de la invasión, y justo cuando se estaba llevando a cabo el encuentro y habiendo comenzado ya la invasión alemana, el crucero alemán Blücher que encabezaba el ataque a través de los corredores estrechos del fiordo de Oslo fué repelido y torpedeado desde la fortaleza antigua de Oscarsborg, hundiéndose entre las llamas de su ardiente combustible, llevándose consigo a mil de sus tripulantes, tanto tropas alemanas como personal Nazi que iban preparados para tomar la capital. La resistencia noruega fué a fin de cuentas insuficiente para frenar el asalto de un enemigo armado hasta los dientes y equipado con la maquinaria de guerra más poderosa que haya conocido Europa en aquél entonces, pero de cualquier modo las rápidas acciones de Hambro garantizarían un futuro para Noruega cuando llegara la derrota del Nazismo. Esta es la enorme deuda de gratitud que los noruegos tienen con su héroe noruego Hambro; o mejor dicho, con su héroe judío-noruego Hambro.

Veamos otra revista de esta organización, la revista bimensual correspondiente al Volumen X (2004) para los meses de julio y agosto. El artículo principal de la portada, elaborado por el revisionista neo-Nazi Alex S. Perry, se titula Adolfo Hitler: Un Candidato Pasado por Alto para el Premio Nóbel de la Paz, y el texto introductorio dice así: "Si alguien merecía el Premio Nóbel de la Paz, ése era Adolfo Hitler. Hitler no quería la guerra. La Segunda Guerra Mundial fué forzada sobre Alemania" (!!!!). Todo el artículo intenta una reinterpretación ridícula, casi infantil, de lo que sabemos que sucedió cuando Hitler empezó la Segunda Guerra Mundial con su invasión blitzkrieg a Polonia, la cual Hitler pudo llevar a cabo gracias a la enorme superioridad en armamento que estuvo construyendo y acumulando, armándose hasta los dientes, en violación abierta y descarada a lo que la misma Alemania había accedido en 1919 en el Tratado de Versalles.

La revista correspondiente al Volumen VII (2001) para los meses de enero y febrero contiene un artículo elaborado por la revisionista neo-Nazi Jennifer White titulado Dinero de Campos de Concentración, y el texto introductorio dice así: "Lejos de ser los campos de muerte que usted ha escuchado tan seguido, lugares como Auschwitz, Dachau y Buchenwald no estaban en el negocio del exterminio". El interior del artículo intenta dibujar a los campos de concentración casi como campos de recreo en los que los internos no sólo eran bien tratados sino que inclusive eran recompensados económicamente por los trabajos que desempeñaban en dichos campos. Lo cual es un insulto para los centenares de miles que murieron bajo las peores condiciones imaginables, usados como mano de obra esclava para alimentar la poderosa maquinaria de guerra Nazi.

Un artículo puesto dentro de The Barnes Review que puede resultar de interés para cualquier mexicano es el artículo elaborado por el supremacista xenófobo John Tiffany -el cual aborrece y detesta profundamente a todos aquellos que sean de origen mexicano- que aparece en el Volumen VII (2001) correspondiente a la portada de la revista para los meses de marzo y abril, con el título The 'Reconquista': Mexico's Dream of 'Retaking' the Southwest ("La 'Reconquista': El Sueño de México de 'Retomar' el Suroeste"). Este artículo que raya casi en la paranoia supone la existencia de un acuerdo común entre los mexicanos para inundar el suroeste de la Unión Americana con indocumentados como parte de un plan secreto para retomar los territorios que México perdió en la guerra con los Estados Unidos. Algo a lo que se le podría llamar la gran conspiración mexicana. Ya no se trata de la gran conspiración judía sino de una conspiración urdida por mexicanos complotando para recuperar para México los territorios perdidos. Esta reinterpretación histórica puede resultar extraordinariamente peligrosa a largo plazo para cualquier mexicano, porque precisamente con un argumento así los Nazis se convencieron a sí mismos de que era "necesario" exterminar a todos los judíos de Europa. De esta mentalidad es precisamente de donde han surgido grupos milicianos como los Minutemen con su odio enfocado directamente en contra de los mexicanos considerándolos los causantes de todos sus males, de aquí es de donde ha brotado la inspiración para videojuegos en los que se pueden acumular puntos matando mujeres mexicanas embarazadas al estar cruzando la frontera. De éste modo, la pinza neo-fascista está ahorcando inmisericordemente a los mexicanos por ambos lados; en México la ultraderechista Organización Nacional del Yunque en el poder con su aferramiento terco a las cada vez más obsoletas doctrinas económicas neoliberales está forzando a centenares de miles de mexicanos hambrientos sin empleo a huír de México hacia los Estados Unidos, y allá los ultraderechistas norteamericanos los están esperando para hacerles saber que no son bienvenidos, como parece sugerirlo el siguiente cartón:




Cartonista: Molina
Fuente: EL DIARIO


Como el lector puede intuír, The Barnes Review jamás publicará cosa alguna que pueda ser ofensiva para los Nazis, jamás imprimirá artículo alguno que los puede demeritar ante el juicio de la Historia.

Entre las muchas lenguas de serpiente de nuestros tiempos que podemos citar, empezaremos con la de un "historiador profesional" citado frecuentemente por la literatura neo-Nazi moderna, el pseudo-historiador Ernst Zündel:





Este tipo, de origen alemán, recientemente fué deportado desde Canadá hasta Alemania al considerar las autoridades canadienses que Ernst Zündel constituía un rieso para la seguridad interna de Canadá, y una vez en Alemania, Zündel fué condenado el 15 de febrero del 2007 a cinco años de prisión. Su obra "cumbre" es el libro Did Six Million Really Die? ("¿Realmente Murieron Seis Millones?"), sobre el cual las cortes canadienses, después de escuchar con suma atención sus argumentos revisionistas así como después de escuchar los argumentos de historiadores mucho más profesionales e imparciales que Zündel presentados por la Fiscalía, llegaron a la inevitable conclusión de que el libro "representa falsamente el trabajo de historiadores, tergiversó el testimonio de testigos de los hechos en torno al Holocausto, fabricó evidencias, y citó fuentes que jamás existieron". Como la venta del fanatismo deja buenos dividendos, en término$ monetario$, el publicista inglés del libro, Anthony Hancock, otro revisionista histórico como Ernst Zündel, obtuvo enormes ganancias económicas del mismo. Además del libro de Zündel, Anthony Hancock ha publicado otras obras revisionistas tales como el libro The Hoax of the Twentieth Century: The Case Against the Presumed Extermination of European Jewry ("El Timo del Siglo Veinte: El Caso Contra el Presunto Exterminio de la Judería Europea"), del igualmente neo-Nazi Arthur Butz, el cual para variar tiene estudios universitarios con títulos académicos de Licenciatura y Maestría obtenidos en el Instituto Tecnológico de Massachusetts, así como un Doctorado obtenido en la Universidad de Minnesota, lo cual es enfatizado por quienes lo citan con frecuencia como fuente de referencia. Sin embargo, estos títulos universitarios no los obtuvo Butz en nada que tenga que ver con Historia Mundial, los obtuvo en el área de ingeniería electrónica. Así como el hecho de que un individuo tenga un Doctorado en Biología no le dá mucha credibilidad para hablar "doctamente" sobre Astrofísica, tampoco un sujeto especializado en la electrónica puede esperar que se le dé mucha credibilidad al hablar sobre cuestiones históricas que jamás ha investigado personalmente. A menos, claro está, que al escucharlo se haga con fé ciega, al igual que como se hace con los santones líderes de las sectas modernas.

Otro mendaz revisionista del Holocausto es David Irving:





el cual, al igual que Ernst Zündel, tuvo que pasar una temporada tras las rejas en Austria al no poder comprobar ante los Tribunales la "veracidad" de sus aserciones y de sus numerosas pseudo-pruebas inventadas por él mismo con el único propósito de lavarle a Hitler su mayor pecado, ¡y vaya que le dieron todas las oportunidades del mundo para demostrar que lo que decía era cierto! Los expedientes judiciales en contra de tipos como Ernst Zündel y David Irving son una verdadera mina de oro para cualquier historiador profesional porque documentan en forma detallada cada una de las falsedades comprobables que sus creadores no pudieron sostener ante los Tribunales de la Ley, confirmando su naturaleza nata como lenguas de serpiente.

Ahora, como algo que posiblemente impactará a muchos lectores, a continuación Spectator mostrará una cita tomada de una nota periodística publicada en 1995 por la agencia noticiosa Associated Press:

El viernes 20 de octubre de 1995, una Comisión especial integrada por varios académicos notables emitió su dictamen final en relación a los presuntos crímenes de guerra cometidos en contra de la población judía de Europa en los campos de concentración de Auschwitz. Entre los miembros de la Comisión destacan las siguientes personalidades: el Decano de la Facultad de Historia, Arte y Ciencias Orientales de la Universidad de Leipzig, Doctor Johann Gottsched, el Director (jubilado) del Departamento de Historia de la Universidad de Estocolmo y candidato a Premio Nóbel en 1982, Doctor Jan Lundgren, el Maestro Emérito de la Facultad de Historia de la Universidad de Oxford, Henry Wesley, un ex-Rector de la Universidad de Harvard, Jeremy Atkinson, y la Decana de la Facultad de Historia de la Universidad de Canterbury en Nueva Zelandia, Dorothy Atkinson. El dictamen, emitido después de una extenuante labor que duró cinco años, durante la cual se llevó a cabo una extensa investigación de numerosos documentos oficiales de la época junto con visitas constantes al lugar de los acontecimientos y entrevistas llevadas a cabo a testigos sobrevivientes de aquella época, conservándose bajo custodia de la Hemeroteca de la Comisión las grabaciones de todos los testimonios rendidos por los testigos que aún quedan de los acontecimientos, concluyó de manera contundente que no se encontró evidencia alguna de que en el campo de concentración de Auschwitz hayan perecido más de 8 mil judíos en todo el tiempo que dicho campo de concentración estuvo operando, de los cuales 6 mil 217 de ellos murieron a causa de enfermedades naturales tales como hepatitis, tuberculosis, cáncer, leucemia, derrames cerebrales e infartos al miocardio, y cuyos cuerpos fueron incinerados oportunamente en los hornos crematorios para proteger al resto de los internos de cualquier posibilidad de contagio por alguna infección transmisible, atendiendo órdenes giradas personalmente por Adolph Hitler de que a todos los internos se les diese consideración en lo posible a sus derechos humanos mientras estaban bajo custodia del gobierno alemán. De los 2 mil restantes, 238 fueron fusilados tras un juicio previo al encontrárseles culpables de incitar a los demás internos a la rebelión, con doce de dichos casos resultando en lesiones graves o la pérdida de la vida de por lo menos un oficial alemán entre los encargados de la custodia del campo de concentración de Auschwitz. Quedan pendientes de aclarar cerca de 1,500 casos de judíos de quienes se ignora lo que les sucedió al no haberse encontrado registro alguno de ellos en los archivos de dicha época. Se concluye, en base a estas cifras, que no es posible que se haya llevado a cabo el asesinato colectivo de 6 millones de seres humanos, aún con el supuesto Holocausto llevándose a cabo con la participación de otros campos de concentración. El dictamen final de la Comisión consta de siete volúmenes, y cada uno de ellos consta de aproximadamente dos mil páginas; el cual está disponible para su inspección y revisión en algunos de los principales repositorios y acervos culturales alrededor del mundo tales como el Smithsonian Institution.

Después de leer algo como ésto, es lógico que el lector sea asaltado por miles de dudas: ¿Fué entonces el asesinato de 6 millones de seres humanos una ficción para achacarle a Hitler algo que no se pudo haber cometido bajo sus órdenes? ¿Es entonces el Holocausto una fabricación de la "propaganda judía" para, entre otras cosas, estarle sacando ríos de dinero en indemnizaciones a los hijos de quienes supuestamente llevaron a cabo el Holocausto y quienes por estar ya muertos en su mayoría no pueden desmentir las acusaciones? ¿Se ha cometido una terrible injusticia en contra del Tercer Reich, culpándolo por décadas de un crimen atroz que nunca se cometió?

Pero antes de seguir dudando, antes de estallar en ira en contra de los "propagandistas judíos", quienesquiera que sean, antes de ir a proclamarle lealtad eterna a la Organización Nacional del Yunque o a los dueños de la Universidad Autónoma de Guadalajara o a lo que queda de la Falange en España, es importante aclarar una cosa: la nota periodística que se acaba de citar jamás fue publicada en medio alguno. Los "académicos notables" mencionados en la nota periodística también son personajes ficticios, nunca existieron. Quien no lo crea, diríjase a cada una de las universidades mencionadas para comprobarlo. La "Comisión" jamás rindió un dictamen el viernes 20 de octubre de 1995 porque tal Comisión jamás existió, al igual que sus personajes ficticios. Todos los datos numéricos consignados en la nota, tales como "los 8 mil judíos" que murieron en el campo de concentración de Auschwitz "en todo el tiempo que dicho campo de concentración estuvo operando" son datos falsos. Y ésto lo puede afirmar Spectator de manera contundente y categórica porque la "nota periodística" fué una invención del mismo Spectator, de principio a fin, una invención hecha cómodamente desde un sofá en una sala durante los intermedios comerciales de los programas de televisión, sin hacer al menos un esfuerzo para meter algunos datos verdaderos revolviéndolos con los datos falsos para darle credibilidad a todo.

Con la misma facilidad con la cual Spectator inventó con fines didácticos la mentira arriba mostrada, del mismo modo los revisionistas históricos que pretenden limpiarle a Hitler y al Nazismo la carga del Holocausto se ponen a inventar las suyas propias por centenares, una tras otra, que al fin y al cabo habiendo inventado la primera mentira, ¿por qué no seguir con la segunda, y la tercera, y así sucesivamente? Excepto que estos revisionistas históricos jamás van a reconocer sus mentiras a menos de que sean llevados ante un Tribunal en donde bajo una enorme presión no les quedará más remedio que admitir sus ficciones. Y pagar con cárcel, así sea por unos cuantos meses.

Spectator no duda ni tantito de que, pese a ser la "nota periodística" una falsedad inventada por Spectator mismo con fines didácticos, al rato aparezca la misma falsedad reproducida en algún libro-propaganda revisionista promocionado por el Yunque, llevándose a cabo la reproducción de dicha falsedad al pie de la letra sin cambiarle una coma y dándole plena credibilidad, porque así es como están acostumbrados a trabajar. Todo esto demuestra lo fácil que es distorsionar la verdad para estos tipos, lo fácil que es llevar a cabo la violación repetida de Clío, la Musa de la Historia, lo fácil que es convertirse en una lengua de serpiente

Se puede afirmar, sin temor de incurrir en error alguno, que los primeros revisionistas históricos obstinados en reinterpretar toda la Historia a la luz de una "gran conspiración judía masónica comunista", aparecieron en la misma Rusia Zarista poco tiempo después de que Serge Nilus publicó allí las primeras ediciones de lo que vendría siendo conocido como Los Protocolos de los Sabios de Sión. Uno de ellos es ciertamente el aristócrata ruso Arthur Cherep-Spiridovich (1858-1926), hijo del famoso General ruso Alexander I. Spiridovitch (Post Data: Spectator aprovecha aquí la ocasión para agradecerle al nieto del General Alexander I. Spiridovitch la observación correctiva hecha con respecto al personaje mostrado en la fotografía):





, un Conde que fué General Mayor del Ejército de la Rusia Imperial, el cual no sólo financió y promocionó la publicación de varias toneladas de ejemplares de Los Protocolos sino que él mismo escribió los libros "El Gobierno Mundial Secreto ó La Mano Oculta" y "Los Judíos y la Iglesia Católica". El Conde tenía una creencia paranoica de que los judíos habían envenenado al Emperador Alejandro III de Rusia (1845-1894), de que habían causado la Primera Guerra Mundial (mismo argumento retomado por los Nazis para incitar el odio entre la población alemana en contra de los judíos europeos), de que habían sido los causantes de la Revolución Bolchevique, y de que lo estaban siguiendo constantemente por las calles amenazando con matarlo. Tal vez él pueda ser clasificado como "el padre" de las grandes teorías conspiratorias del siglo XX.

Otro aristócrata ruso -archimillonario, por cierto, un "super capitalista" en toda la extensión de la palabra- imbuído por Los Protocolos es el Príncipe Félix Yusupov, precisamente el que mató al staretz Grigory Efimovich mejor conocido como Rasputín, "El Monje Loco de Rusia". Esto lo podemos ver en un escrito suyo reproducido de vez en cuando bajo el título "Yo maté a Rasputín", puesto dentro de sus "memorias" en el libro Lost Splendor. Dentro del libro, publicado en 1952, Yusupof afirmó que al estar en la casa de Rasputín él fué testigo presencial -escondiéndose según él para que no lo pudieran ver- de una reunión que tuvo Rasputín con varios individuos algunos de los cuales tenían todo el aspecto de ser judíos (¿?), y que tras esa "reunión" fué cuando tomó "conciencia" de que la Rusia Imperial Zarista estaba enfrentando un enorme peligro, y que esto fue precisamente lo que lo llevó a tomar la decisión de matar a Rasputín. Esto está expuesto en el capítulo 22 de su libro, del cual se reproduce la porción más relevante traducida al Español:

La campana sonó violentamente; Rasputín saltó. Obviamente esperaba a alguien, pero estando inmerso en nuestra conversación él había olvidado completamente la cita. Ahora que había regresado a la tierra, parecía temeroso de que los recién llegados pudieran verme en su casa.

Saltó hacia arriba, me llevó a su estudio y prontamente salió dejándome solo allí. Escuché cómo se tambaleaba hacia la puerta frontal. En su camino, tropezó con algún objeto que cayó al suelo, a lo cual lanzó una maldición. Sus piernas estaban temblorosas pero su cabeza estaba perfectamente lúcida.

Escuché las voces de los recién llegados en el comedor. Forcé mis oídos, pero la conversación continuó en un tono tan bajo que me fué imposible captar lo que se dijo. El comedor estaba separado del estudio por un corredor estrecho. Yo medio-abrí suavemente la puerta; la del comedor estaba suficientemente entreabierta lo que me permitía ver al starets en la silla que había ocupado durante nuestra conversación hace unos momentos, rodeado por siete personajes sombríos. Cuatro de ellos eran claramente de aspecto judío (¿?), los otros tres eran eran de complexión clara y curiosamente similares en apariencia (¿?). Rasputín habló rápidamente, sus visitantes tomaron notas, sostuvieron consultas susurradas y ocasionalmente carcajeaban. Parecían un grupo de conspiradores.

Una idea atravesó mi mente: ¿podrían ser estos los "verdes" mencionados por Rasputín? Entre más los examinaba, más seguro estaba de que estaba mirando una pandilla de espías.

Me retiré de la puerta disgustado; ansiaba correr de aquél lugar maldito, pero me era imposible dejar el cuarto sin ser visto, puesto que sólo tenía una salida.

Después de lo que pareció una eternidad, Rasputín reapareció; estaba muy contento, y se veía muy satisfecho consigo mismo. Sintiendo que no podía controlar más mi repulsa hacia él, le dije rápidamente adiós y abandoné a toda prisa la casa.

Cada una de mis visitas a Rasputin me convencieron más y más de que él era la causa de los desastres de Rusia, y que si desaparecía el conjuro diabólico lanzado sobre el Zar y la Zarina desaparecerían junto con él.

La "reunión secreta" entre Rasputín y varios "judíos" descrita por Yusupov es algo que muy probablemente nunca ocurrió; se antoja inverosímil que siete individuos volteando para todos lados no hayan podido darse cuenta de la presencia de alguien que los estaba espiando a través de una puerta lo suficientemente entreabierta para que el intruso identificara "claramente" a cuatro de ellos como "judíos". Y aún en caso de haber sido cierto, es necesario preguntarse seriamente el por qué Yusupof, siendo uno de los aristócratas rusos con mayor influencia y poderío de su época, jamás acudió ante la policía secreta zarista Ochrana para ponerlos sobreaviso, máxime que ya para entonces Los Protocolos de los Sabios de Sión -presuntamente elaborados por agentes trabajando para la misma Ochrana- estaban en amplia circulación por toda Rusia. De cualquier modo, como podemos verlo en el texto que acabamos de leer, el Príncipe Yusupof no le echa la culpa a los judíos de los desastres que condujeron a la caída de la monarquía rusa, se la echa por completo a Rasputín (algo que no es muy del agrado de los ultraderechistas, razón por la cual casi nunca lo citan como fuente de referencia). En el mismo capítulo 22 de su libro, Yusupof habla también de los "grandes poderes hipnóticos" de Rasputín, y describe en detalle cómo él, precisamente él, Yusupof, fué lo suficientemente poderoso e invencible como para poder resistir un intento de Rasputín de apoderarse de su mente por la vía de la hipnosis. El relato de éste presunto "asalto hipnótico" es lo suficientemente imaginativo como para merecer meterlo dentro de una buena novela de ficción, aunque la gran mayoría de los médicos contemporáneos especializados en tratamientos de hipnosis están de acuerdo en que es virtualmente imposible adueñarse de la mente de otra persona utilizando exclusivamente el acondicionamiento por la vía de la hipnosis, tal control mental sobre la mente de otro es más bien el resultado de una repetición constante de algo hasta que la otra persona termina aceptándolo como cierto, y esto es precisamente lo que hace la extrema derecha con su propaganda, para lo cual no necesita de hipnosis alguna. ¿Qué tanto podemos creerle a Yusupof de lo que dice? Juzgue el lector.

Una fuente primigenia de propaganda ultraderechista que de vez en cuando sigue relumbrando entre los extremistas neo-fascistas alrededor del mundo es el mismo Joseph Goebbels, el Ministro de Propaganda del Tercer Reich, el mismo quien instituyó la doctrina de que una mentira repetida mil veces se convierte en realidad. Lo podemos ver a continuación (sentado) con su familia:





Es una hermosa familia. Sobre todo su esposa Magda, cuya madre estaba casada con un judío que terminó muerto en el campo de concentración de Buchenwald. Es una lástima que, al entrar las tropas aliadas a Berlín, Goebbels se haya suicidado llevándose consigo no sólo a su esposa sino también a sus hijos e hijas. Que en el último momento haya decidido volarse la tapa de los sesos acosado por sus remordimientos y sus culpas así como el pánico de tener que rendir cuentas de sus actos al descubrirse la enormidad de lo que sucedió en los campos de concentración Nazis, eso era un asunto suyo. Que haya convencido a su sufrida esposa de acompañarlo en el viaje, eso era un asunto de ella. Pero... ¿los niños? ¿Qué culpa tenían los niños de las culpas del padre? ¿Por qué los niños? Al decidir privarle sus vidas también a sus propios hijos, Goebbels demostró la ralea de la que estaban hechos él, Hitler y Himmler, demostró la calidad moral de la élite del Nazismo, todos los cuales decidieron escapar por la puerta falsa al verse perdidos en vez de enfrentar valerosamente lo que les deparase el destino. ¿Éstos eran los tipos que prometían un maravilloso nuevo orden mundial?

A los falsarios de la verdad histórica ya citados debemos sumar algunos diablos con sotana, verdaderas vergüenzas para el hábito que portaban, los cuales dedicaron todas sus vidas para propalar como cierto el fraude literario más grande de todos los tiempos, Los Protocolos de los Sabios de Sión, sacerdotes tales como el norteamericano Charles Coughlin:





y el irlandés Denis Fahey:




apoyándose ambos mutuamente el uno al otro en sus argumentos torcidos a favor de las ideologías de la extrema derecha.

Veamos algunos de los libros escritos por el "Padre" Charles Coughlin: Abraham Lincoln and the Rothschilds ("Abraham Lincoln y los Rothschilds"), Am I an Anti-Semite? ("¿Soy Yo un Anti-Semita?"), Anti-Christ ("Anti-Cristo"), Unpayable Debts ("Deudas Impagables"), Money: Questions and Answers ("Dinero: Preguntas y Respuestas"), Christ or the Red Fog ("Cristo o la Neblina Roja"), Persecution: Jewish and Christian: Let Us Consider The Record ("Persecución: Judía y Cristiana: Consideremos lo Sucedido"), The Popular Front vs. The Christian Front ("El Frente Popular y el Frente Cristiano"). Baste con decirle al lector que el "Padre" Coughlin se sabía Los Protocolos de los Sabios de Sión casi de memoria, y era un ávido lector de la propaganda Nazi que estaba llegando de Europa, para que el lector intuya todo lo que decía Charles Coughlin en sus escritos. Y era bastante explícito, no dejaba nada fuera.

En lo que al "Padre" Denis Fahey respecta, tiene en su haber obras tales como The Rulers of Rusia ("Los Amos de Rusia") y Secret Societies and the Kingship of Christ ("Sociedades Secretas y el Reino de Cristo"). Denis Fahey fue el fundador del movimiento religioso a ultranza Maria Duce, el cual pretendía hacer retroceder a Irlanda a un gobierno de corte monárquico, o mejor dicho, de corte teocrático... ¡encabezado por la Virgen María! Y si esto nos puede parecer jocoso, en aquellos días no lo era, al menos para los seguidores de Denis Fahey. Se ha dicho con certeza que Maria Duce ha sido el único movimiento político en la historia de la humanidad que haya propuesto que una persona ya fallecida (o ascendida al Cielo, para los Católicos) sea Jefe de Estado.

Pero no sólo entre los sacerdotes católicos encontramos a generadores de propaganda digerida ávidamente por toneladas entre los reclutas de la extrema derecha. Entre los literatos novelescos predilectos de la extrema derecha, no es posible ignorar al Pastor Protestante John A. Stormer, cuya obra "cumbre" (por así decirlo, a falta de una mejor expresión) es su libro None Dare Call It Treason ("Nadie se atreve a llamarlo traición"):





El argumento central del libro es la presunta existencia de una grandiosa conspiración pro-comunista dentro de los Estados Unidos con el fin de ayudarle a la Unión Soviética a instaurar un gobierno mundial de corte comunista. Al elaborar su libro, John Stormer fue mucho más astuto e inteligente que otros ultraderechistas: se abstuvo de hacer mención alguna sobre la "gran conspiración judía comunista masónica", reduciéndola simplemente a una "gran conspiración comunista". Sin embargo, desde el momento en que salió el libro a la luz, los fanáticos de la extrema derecha entendieron de inmediato el verdadero mensaje del libro, que la "traición" a la que se refería John Stormer era una traición maquinada noche y día por miles y miles de judíos y "cripto-judíos" norteamericanos que no tenían otra cosa mejor que hacer con su tiempo. El mismo Salvador Borrego incluyó este libro de John Stormer dentro de la amplia bibliografía que cita en su "obra maestra", Derrota Mundial.

El libro de John Stormer resultó tan exitoso, que otro émulo suyo, Gary Allen, con la colaboración de Larry Abraham, escribió y logró en 1971 la publicación de un libro con un título similar: None Dare Call It Conspiracy ("Nadie se atreve a llamarle Conspiración"):





al cual se le dió una promoción intensa en muchos medios mediante inserciones pagadas:





Este libro puede ser consultado en su totalidad en Internet. El tema principal del libro es la gran Conspiración Comunista Internacional, y no es necesario ir muy lejos para atar cabos y concluír que a lo que realmente se están refiriendo Gary Allen y Larry Abraham es, de nueva cuenta y aunque no quieran admitirlo abiertamente, a la fabulosa "gran conspiración judía masónica comunista" para el control del mundo entero. Inclusive la omisión de la estrella judía (la estrella de David) entre los símbolos puestos en la portada de su libro fué deliberadamente intencional. Quizá lo más interesante aquí es que el autor principal se las arregló para obtener un prólogo introductorio favorable a su libro de un Congresista norteamericano, John G. Schmitz:





el cual, dicho sea de paso, no sólo era un político ultra-conservador perteneciente al Partido Republicano, sino también un miembro de la organización derechista John Birch Society, el cual veía conjuras comunistas por todos lados ya sea en paros laborales o en los intentos por introducir algo sobre educación sexual en las escuelas en aquél entonces, llegando su histeria anticomunista así como sus referencias anti-judías a tal extremo que inclusive terminó siendo expulsado de la misma John Birch Society por su extremismo. Este libro no es la única "gran obra literaria" de Gary Allen. También escribió otro libro titulado The Rockefeller File ("El Archivo Rockefeller"), el cual también puede ser consultado y leído en su totalidad en Internet, y el cual también está fabricado sobre una enorme maraña de supuestos, falsedades y tergiversaciones. El tema central del libro es el papel supuestamente desempeñado por el multimillonario norteamericano Nelson Rockefeller para apoyar secretamente la expansión del comunismo alrededor del planeta, en consonancia con lo que predican los omnipresentes Protocolos de los Sabios de Sión. Leyendo entre líneas, podemos intuír que a lo que realmente se está refiriendo el autor es a una supuesta alianza entre "poderosos (judíos) capitalistas" norteamericanos representados en la persona de Nelson Rockefeller y "comunistas (judíos) bolcheviques de la Unión Soviética" con el fin de lograr instalar un gobierno comunista mundial. Esta fantasía se antoja risible hoy en día, tomando en cuenta que el "poderoso (judío) super capitalista" Nelson Rockefeller ni siquiera era judío (sobre esto último, se agregará aquí que la familia a la cual pertenció en vida Nelson Rockefeller es una de las familias cuyos árboles genealógicos están más ampliamente documentados en los Estados Unidos).

Como la secuela de propaganda de corte ultraderechista es cosa de nunca acabar, al libro None Dare Call It Conspiracy siguió otro libro de Larry Abraham que, "tomando el reto" del libro anterior, adoptó por título Call it Conspiracy ("Llámenlo Conspiración").

Un generador prolífico de propaganda neo-Nazi contemporánea citado en las bibliografías de muchos tractos ultraderechistas como si fuese una gran eminencia sobre el tema lo es Eustace Mullins, con una cantidad tal de literatura propagandística brotada de su pluma que su caso debe ser estudiado por separado, aunque de cualquier modo mencionaremos aquí tres de sus libros: The World Order: Our Secret Rulers ("El Orden Mundial: Nuestros Gobernantes Secretos"), The Biological Jew ("El Judío Biológico"), The Federal Reserve Conspiracy ("La Conspiración de la Reserva Federal").

Otro ultraderechista norteamericano que sufrió duras pesadillas imaginándose (al igual que Henry Ford) a "poderosos financieros judíos" robándole sus vastas propiedades a través de la instauración de un "gobierno comunista mundial" fué el texano George Washinton Armstrong (1866-1954), conocido entre los extremistas simplemente como Judge Armstrong -como se hacía llamar él mismo por haber fungido como simple Juez de Condado en el Condado Tarrant en Texas por dos períodos-, el cual fundó la organización Judge Armstrong Foundation para promover sus puntos de vista anti-judíos, anti-negros y anti-mexicanos. Entre sus obras más conocidas podemos citar el libro Traitors ("Traidores"). Si el lector intuye que los traidores a los que se refiere son los judíos de Norteamérica y del mundo entero, estará en lo correcto. Entre otros libros suyos podemos citar: The Zionists ("Los Sionistas"), Zionist Wall Street ("Wall Street Sionista"), To Hell with Wall Street: Needed a State Money System ("Al Demonio con Wall Street: Se Requiere un Sistema Monetario Estatal"). Ninguno de sus libros contribuye nada nuevo que no haya aparecido previamente en otros libros cortados con la misma tijera, son simplemente la misma repetición de los mismos argumentos de siempre. Y lo mismo se puede decir para mucha de la propaganda basura publicada por gente afín a las ideas de la extrema derecha. A lo cual debemos agregar un efecto multiplicativo inflacionario mediante el cual estos pseudo-historiadores se copian entre sí los unos a los otros y se citan entre sí sus propias mentiras, engrosando enormemente la cantidad de material generado sin producir realmente nada nuevo (esto ocurre harto seguido en todo lo que tiene que ver con el revisionismo histórico del Holocausto).

Sin intención alguna de querer fastidiar la paciencia del lector, mencionaremos a otro famoso ultraderechista norteamericano, Francis Parker Yockey:





el cual se distingue entre el montón por haber sido un graduado cum laude de la Escuela de Leyes de la Universidad de Notre Dame en 1941, lo cual lamentablemente no le sirvió de nada para sacudirse de la perniciosa influencia que sobre él ejerció nadie menos que el mismo Charles Coughlin a quien ya mencionamos con anterioridad. Su obra cumbre es el libro Imperium escrito en 1948. Lamentablemente, sus complejos de persecusión que lo hacían ver "judíos sionistas" por doquier persiguiéndolo noche y día lo llevó a quitarse su propia vida en 1960 en una celda en San Francisco -en la cual estaba preso bajo los delitos de utilizar pasaporte falsos-, tras haber ingerido una cápsula de cianuro tal y como lo hicieron Hitler y Himmler. El escritor francés pro-fascista Maurice Bardèche, al escribir en su novela semi-autobiográfica Suzanne et le taudis un encuentro que tuvo con Yockey, lo describió como un lunático. El triste fin por su propia mano de lo que alguna vez fue una mente brillante demuestra con frialdad los grados profundos de paranoia que la amplia literatura ultraderechista es capaz de inducir en quienes no están preparados para resistir el asalto mental de la misma. Si un graduado cum laude de la Universidad de Notre Dame no pudo evitar caer en esta peligrosa maraña ideológica, ¿quién realmente se puede sentir tan confiado y tan seguro de poder volar sobre el pantano de la propaganda de la extrema derecha sin manchar su plumaje?

Para darle más "dramatismo" a las fantasías de la "gran conspiración judía masónica comunista", conviertiéndola en una conspiración realmente mundial en todo el sentido de la palabra, los literatos ultraderechistas inventaron el argumento de que esta grandiosa conjura está siendo llevada a cabo en la misma China a manos de... ¡judíos chinos! Este estrambótico argumento está expuesto en un libro breve de quien se hace llamar Istvan Bakony, titulado Communism and Chinese Jews ("El Comunismo Chino y los Judíos Chinos"), y el cual, apoyándose en una cadena interminable de falsedades y tergiversaciones históricas producto en su mayor parte de la imaginación calenturienta de su autor, argumenta que los encargados de llevar a cabo las directivas de la instauración del comunismo internacional en China son judíos chinos que están completamente de acuerdo con los judíos del resto del mundo para lograr tal objetivo. El librillo de 40 páginas pretende "revelar" cómo China fué "infiltrada" por judíos desde hace mucho tiempo atrás y pretende conocer la historia de los judíos en China desde los tiempos de Marco Polo hasta el presente. Y para que otros países y religiones y grupos sociales no queden fuera de la gran trama, el pseudo-historiador Itsvan Bakony posiblemente sentado desde un sofá de su sala elaboró otros libros similares: The Jewish Fifth Column in India ("La Quinta Columna Judía en la India"), The Jewish Fifth Column in Japan ("La Quinta Columna Judía en Japón"), The Jewish Fifth Column in Islam ("La Quinta Columna Judía en el Islam"), Jews Want to Dominate the Negroes ("Los Judíos no quieren a los Negros"). A todo esto tenemos que sumarle el libelo "Qué es el Judaísmo", el cual sabiendo ya de qué pie cojea el autor, podemos predecir con suma precisión lo que contiene.

La obra literaria ultraderechista no está limitada exclusivamente a hombres. También hay una que otra mujer que ha destacado en el oficio. Una de ellas es la inglesa Nesta Webster:





la cual empezó siendo colaboradora de una serie de artículos publicados en 1920 por el London Morning Post sobre el tema "El Peligro Judío", basados (¡naturalmente!) en Los Protocolos de los Sabios de Sión. Esto fue un año antes de que otro medio de publicación londinense, el Times de Londres, expusiera a Los Protocolos como el fraude literario que siempre fueron. Pero aún expuesto el fraude, Nesta Webster se negó a aceptar la cruda realidad, abrazando el libelo como cierto. Sus obras más conocidas, las cuales son producto más de su imaginación y de la literatura Nazi que llegaba desde Alemania que el resultado de una investigación seria e imparcial que ella haya emprendido por toda Europa recabando datos y llevando a cabo entrevistas, son The Need for Fascism in Great Britain ("La Necesidad del Fascismo en la Gran Bretaña"), The Origin and Progress of the World Revolution ("El Origen y el Progreso de la Revolución Mundial"), Secret Societies and Subversive Movements ("Sociedades Secretas y Movimientos Subversivos"), World Revolution: The Plot against Civilisation ("Revolución Mundial: El Complot Contra la Civilización") y The Surrender of an Empire ("La Rendición de un Imperio"). Esta mujer se involucró posteriormente con grupos ultraderechistas fascistas de Inglaterra como The Britons, convirtiéndose en una de las principales escritoras para la publicación periódica The Patriot desde la cual estuvo apoyando la persecución de los judíos en la Alemania Nazi, tras lo cual publicó su libro Germany and England en el cual le atribuyó a Hitler el "triunfo" de frenar la "gran conspiración judía comunista para el dominio del mundo". Entendiblemente, el limitado apoyo popular que había en Inglaterra para esta mujer y sus correligionarios se fué a pique en cuanto empezaron a caer las primeras bombas Nazis arrojadas sobre la población civil londinense por la Luftwaffe.

Una "fuente" aún citada de vez en cuando por la literatura de la ultraderecha es el Almirante inglés Barry Edward Domvile (1878-1971):





el cual fué la cabeza de la organización pro-Alemania Nazi The Link, reconocido como amigo personal de Heinrich Himmler y otros prominentes oficiales de la Alemania Hitleriana. Domvile produjo literatura extensa entre la que podemos citar Straight from the Jew's Mouth ("Directo de la boca de los Judíos"), The Great Taboo ("El Gran Tabú", con dedicatoria especial para la masonería), Democracy or Jewocracy? ("¿Democracia o Judeocracia?") y Truth about Anti-Semitismo ("La Verdad Acerca del Anti-Semitismo", ¿?). Él tiene la dudosa distinción de ser el creador una nueva palabra: judmas, síntesis de "judaísmo masonería", en concordancia con lo que pregonan los cánones aceptados de la extrema derecha sobre la fantástica ficción de "la gran conspiración judía masónica comunista".

A la propaganda pro-Nazi generada por ingleses para consumo de los ingleses, podemos agregar la propaganda pro-Nazi generada en Alemania para su consumo externo, propaganda escrita en el idioma Inglés usado por los británicos, con el fin de convencer a los ingleses sobre "las grandes cualidades humanistas del generoso, paternalista, bondadoso, pacifista, cortés y afable" querido por todos Adolfo Hitler. Aquí destaca el libro del propagandista Nazi Heinz A. Heinz publicado en 1934 bajo el título Germany's Hitler:





Además de la Alemania Nazi, la Rusia de Los Protocolos, Inglaterra, Estados Unidos, la España Falangista y el ahora Yunquista México, Canadá ha producido también sus propios ideólogos extremistas que basándose en teorías conspiratorias inspiradas en Los Protocolos de los Sabios de Sión han contribuído a engrosar los "libros de texto" de la ultraderecha. Uno de ellos es William Carr, a quien le debemos The Conspiracy to Destroy All Existing Governments and Religions ("La Conspiración para Destruír Todos los Gobiernos y Religiones en Existencia"), Pawns in The Game ("Peones en El Juego") y Red Fog Over America ("Niebla Roja Sobre América"). Su tema principal es la "existencia" de una conspiración Luciferiana mundial llevada a cabo por el "Movimiento Revolucionario Mundial" (una alusión al comunismo) encabezado por "La Sinagoga de Satanás" (véase el trabajo de Spectator "¿La Sinagoga de Satanás?" puesto dentro del blog "Miscelánea"). Interesantemente, William Carr se desliga un poco de las enseñanzas "ortodoxas" de la extrema derecha afirmando que al hablar acerca de "La Sinagoga de Satanás", no lo hace como una referencia al Judaísmo. Más aún, "revela" la existencia planificada de "Tres Guerras Mundiales" para las cuales... ¡inclusive los mismos judíos son puestos como peones de algo mucho más grande y poderoso, una fantasía fantástica conocida como los Illuminati! Seguramente todo esto lo "descubrió" William Carr sentado en un sofá de la sala de su casa en Canadá mientras su cerebro se le apagaba digiriendo muchos volúmenes de literatura ultraderechista.

Brasil tampoco puede quedar fuera del juego. El revisionista brasileño Siegfried Ellwanger Castan, autor de "La Historia Secreta de Brasil", escribió como su obra maestra antes de la caída del comunismo el libro "Holocausto: ¿Judío o Alemán? En los Bastidores de la Mentira del Siglo". Este libro está nutrido precisamente con mucho de lo que generaron varios de los pseudo-historiadores revisionistas arriba citados, a lo cual se le suman también sus propias falsedades y tergiversaciones. Tomemos una de las muchas afirmaciones contundentes, categóricas, que aparecen en este libro, la cual ha sido reciclada varias veces sin cambio alguno por los textos de extrema derecha:

En enero de 1934, el líder sionista Wladimir Jabotinsky declaró al diario (judío) Tatscha Retsch: "Nuestros intereses judaicos exigen el DEFINITIVO EXTERMINIO DE ALEMANIA, del pueblo alemán también, de lo contrario es un peligro para nosotros, y por éso es imposible permitir que Alemania, bajo un gobierno contrario, se fortalezca".

¿Realmente habrá alguien que crea que algún judío prominente haya sido tan imbécil de haber hecho públicamente estas declaraciones equivalentes a una declaración de guerra para ser impresas en un diario en Alemania, justo cuando el Nazismo ya estaba instalado en el poder, con literatura anti-judía inspirada por Los Protocolos circulando por doquier? Y las supuestas amenazas de Jabotinsky ni siquiera estaban enfocadas en contra del Nazismo, estaban dirigidas en contra de Alemania, en contra del pueblo alemán en su totalidad. Curiosamente, ninguno de los textos de la extrema derecha reproduce la copia original del documento en el cual supuestamente Vladimir Jabotinsky se pronunció a favor del exterminio total de Alemania. Esto le deja a los lectores de la propaganda únicamente tres opciones: (1) Trasladarse en persona hasta Europa para buscar y encontrar una copia del documento citado si es que existe, (2) Confiar ciegamente en que lo que afirma la propaganda es la verdad y nada más que la verdad, (3) Desechar la afirmación por ridícula. Los propagandistas le apuestan a que el lector se inclinará por la segunda opción.

A Siegfried Ellwanger Castan no le fué mejor que a Ernst Zündel y a David Irving. El Supremo Tribunal Federal de Brasil (el equivalente brasileño a la Suprema Corte de Justicia en México) ratificó el 17 de septiembre del 2003 la sentencia en contra suya que le había sido impuesta por el Tribunal de Justicia del Estado de Rio Grande do Sul por haber cometido el crimen de racismo. Previamente, el 31 de octubre de 1996, la Tercera Cámara Criminal del Tribunal de Justicia de Rio Grande do Sul, en decisión histórica y unánime, había sentenciado a Siegfried Ellwanger a dos años de reclusión, sustituidos por un año de trabajos comunitarios. Ellwanger recurrió entonces al Superior Tribunal de Justicia Estatal y luego al Supremo Tribunal Federal, en Brasilia. El Superior Tribunal de Justicia ríograndense le negó su apelación por 4 votos a 1; y tras esto el Supremo Tribunal Federal lo volvió a rechazar por 8 a 3. El Plenario del STF denegó el recurso legal de hábeas corpus presentado por la defensa de Ellwanger, por 8 votos contra tres. El Ministro Sepúlveda Pertence, votando en contra del neo-Nazi, fundamentó su dictamen en que "el debate me convenció de que los escritos de Ellwanger pueden ser instrumentales para la práctica de racismo. No puedo considerarlos como ninguna tentativa subjetivamente seria de revisión histórica de nada". Tras el histórico juicio, el Juez Doctor Carlos Otaviano Brener de Moraes recibió en la Asamblea Legislativa del Estado Rio Grande do Sul el Premio a los Derechos Humanos, otorgado por su extraordinario resumen judicial sobre el juicio de esta lengua de serpiente brasileña.

No es muy conocido en nuestros días el hecho de que en Berna, Suiza, precisamente durante el apogeo del Nazismo, en los años 1934-1935 hubo un juicio para dictaminar sobre la supuesta autenticidad de Los Protocolos de los Sabios de Sión, en el cual el Juez Walter Meyer, tras una consideración objetiva y cuidadosa, el 19 de mayo de 1935 pronunció su veredicto final de que Los Protocolos eran, en efecto, una falsificación fraudulenta, asentando en su sentencia:

Tengo la esperanza de que el tiempo llegará cuando nadie podrá entender cómo en 1935 cerca de una docena de hombres sanos y responsables fueron capaces de mofarse por dos semanas del intelecto de la Corte de Berna discutiendo la autenticidad de los llamados Protocolos, los mismos Protocolos que, tan dañinos como han sido y lo seguirán siendo, no son más que una idiotez risible.

Esta derrota judicial no fué impedimento alguno para que tiempo después el "intelectual" Nazi Karl Bergmeister escribiese su libro "Los Protocolos de los Sabios de Sión ante la Corte de Berna" (1938) intentando desacreditar el veredicto, a lo cual agregó su propio libelo "La Conspiración Mundial Judía" inspirado, naturalmente, en los novelescos Protocolos.

Como no bastan las opiniones personales o las reinterpretaciones de la Historia para convencer a ningún Juez que realmente se digne de serlo, sino únicamente las evidencias tangibles, las pruebas irrefutables, la extrema derecha acumulando derrota tras derrota ante los Tribunales lo explica todo de una muy manera sencilla: "¡Todos los Jueces son judíos o cripto-judíos, o masones, o comunistoides!".

Otra obra "indispensable" dentro de la Biblioteca del Diablo en su sección de Extrema Derecha lo debe ser un libro publicado inicialmente en 1955, titulado Brain Washing: A Synthesis of the Russian Textbook on Psychopolitics ("Lavado de Cerebro: Una Síntesis del Libro de Texto Ruso en Psicopolítica"):





supuestamente transcrito en un principio por Kenneth Goff (1909-1972), el cual puede ser consultado (con las adiciones típicas de la ultraderecha referentes al "judaísmo" puestas en el prólogo del manual) en Internet para posteriormente ser desmenuzado a fondo. La nueva transcripción ultraderechizada que repite varias de las fantasías ya conocidas de la extrema derecha (p.ej. que el Presidente Franklin Delano Roosevelt era secretamente un judío sefardí, algo de lo cual los extremistas de la ultraderecha afirman tener pruebas "contundentes" que ningún historiador ha visto hasta el día de hoy) agrega otra más espectacular: el presidente norteamericano Bill Clinton... ¡fué re-programado mentalmente!, tras lo cual fué "canalizado hacia la Presidencia por sus manipuladores judíos y comunistas". El libro supuestamente es un resumen de varios manuales que estaban circulando en la Unión Soviética, supuestamente escrito por Lavrenti Beria (1899-1953), el Jefe de la Policía Secreta Soviética KGB, con un prólogo dirigido a estudiantes norteamericanos que tomaron cursos en la Universidad de Lenin en los "tiempos de gloria" de la Unión Soviética, sobre el tema de "psicopolítica". Pero el "primer compilador" del manual, Kenneth Goff, tiene un pasado muy curioso: fué miembro del Partido Comunista norteamericano en los años treinta, y posteriormente se convirtió hacia el Protestantismo Fundamentalista, para caer finalmente en el neo-Nazismo y el anti-Semitismo. Más recientemente, en el libro de Bent Corydon L. Ron Hubbard: Messiah or Madman?, se enfatiza que el verdadero autor del libro fué el dictatorial santón fundador de la secta de la Cienciología, L. Ron Hubbard, y la afirmación se hace tomando como base una declaración hecha por uno de los hijos de Hubbard quien conocía de sobra a su padre. Ciertamente, L. Ron Hubbard debería saber algo sobre "lavados de cerebro"; aún muerto su secta sigue reclutando gente famosa como Will Smith, Tom Cruise, Katie Holmes, John Travolta, y otros, sacándoles fuertes sumas de dinero sin hacerlos más inteligentes como lo promete su propaganda enajenante. Por lo tanto, el manual de Kenneth Goff se puede tomar por apócrifo, sobre todo considerando que es infantil la aserción de que los "estudiantes norteamericanos en la Universidad de Lenin" no hubieran sido sometidos ellos mismos al "lavado de cerebro" con el fin de garantizar la lealtad eterna de ellos antes de soltarles el susodicho "manual", ni es creíble que dejaran salir a uno solo de ellos de la Unión Soviética con una copia de tal "manual". Sin embargo, en lo que a "lavados de cerebro" respecta, la extrema derecha mexicana ciertamente podría escribir un libro completo sobre el tema, después de haberle trastornado sus mentes a decenas de miles de jóvenes mexicanos, sin necesidad de tener que recurrir a hipnosis, drogas o "torturas psicológicas".

A la cadena sin fin de revisionistas podemos agregar al ultraderechista alemán radicado en los Estados Unidos Austin App (1902-1984) cuya obra mejor conocida es su panfleto The Six Million Swindle ("El Timo de los Seis Millones"). Otra fuente citada de vez en cuando por los filósofos de la extrema derecha es un pseudo-historiador norteamericano de Oregon, R.E. Edmonson, a quien se le atribuye la obra Roosevelt’s Jewish Ancestry que pretende "demostrar" que el Presidente norteamericano Franklin Delano Roosevelt tenía ancestros judíos. Pero la "obra" no es un libro, es un panfleto, y el contenido es tan históricamente impreciso que entre la gran mayoría de los historiadores profesionales que lo han leído sólo ha sido capaz de despertar una de dos reacciones: risa ó lástima. ¡Y de fuentes como éstas es de donde se nutre la extrema derecha de sus "pruebas" sobre la supuesta ancestría judía de Roosevelt! Excepto como curiosidad histórica, este panfleto carece totalmente de credibilidad e importancia en nuestros tiempos, por ser más una pieza de propaganda que el resultado de algún descubrimiento espectacular apoyado por documentos históricos irrefutables.

Tal vez una de las lenguas de serpiente más espectaculares y controversiales que ha habido es la de Henry Klein (1885-1995), un prominente abogado neo-Nazi de Nueva York que dedicó su vida entera a tratar de darle plena credibilidad al mito de "la gran conspiración judía masónica comunista". Y es tan espectacular como controversial, porque Henry Klein era un judío. Firme creyente hasta el final de sus días en la veracidad de Los Protocolos, sentado frente a su escritorio escribió obras tales como Zionism Rules The World ("El Sionismo Controla al Mundo"), Zionism and Slavery versus Americanism and Freedom ("Sionismo y Esclavitud contra Americanismo y Libertad"), Zionism is Using Communism ("El Sionismo está Usando al Comunismo"), y Stop Zionism And Save America("Detengan al Sionismo y Salven a América"). Él llevó a cabo la defensa legal del prominente Nazi norteamericano Coronel Eugene Nelson Sanctuary (1870-1960), acusado de sedición en 1944 en plena Segunda Guerra Mundial, justo cuando millares de judíos estaban siendo asesinados por los Nazis. De haber vivido en Alemania en los tiempos de Hitler, es seguro que Henry Klein habría sido uno de los pocos en salvarse de morir gaseado en Auschwitz, porque al igual que Alfred Nossig -otro judío pro-Hitleriano que fué ejecutado en Polonia como un traidor durante la Segunda Guerra Mundial por la Zydowska Organizacja Bojowa- un judío con tal manera de pensar habría tenido un gran valor propagandístico para Hitler. ¿Qué mejor que un judío acusando a los demás judíos de estar involucrados en "la gran conspiración judía masónica comunista", plenamente convencido en todo el texto de Los Protocolos de los Sabios de Sión? Hasta la fecha, siguen siendo un profundo misterio las razones que habrá tenido éste tipo para voltearse en contra de su propia gente, pero si ya tenía varios tornillos flojos en el cerebro, la literatura ultraderechista se encargó de aflojarle el resto. Tal es el extraordinario poder de convencimiento de esta propaganda extremista.

Quizá uno de los más prolíficos autores de habla hispana de la extrema derecha lo sea el inquieto Joaquín Bochaca, con una fantasía aparentemente inagotable, del cual podemos citar los libros: "Hitler y sus Filósofos" (si el lector intuye de antemano que este es un libro alabatorio de Hitler y sus "filósofos", está en lo correcto), "El Problema Judío", "La Finanza y el Poder" (si el lector intuye de antemano que el libro se refiere a "poderosos financieros judíos usureros, también estará en lo correcto), "La Historia de los Vencidos (El Suicidio de Occidente)" (si el lector intuye que los Vencidos son los "pobres Nazis" cuya derrota significó el "suicidio de Occidente" al permitirle al "comunismo internacional marxista acercarse aún más al dominio del mundo", también estará en lo correcto), "El Enigma Capitalista", "La Crisis: quien la provoca y a quien le beneficia" (si el lector intuye de antemano que "la crisis" la provocan los judíos y a ellos es a quienes beneficia, también estará en lo correcto), "El Descrédito de la Realidad", "La Isla de la Esperanza". Y si el lector intuye que cada uno de estos libros está repleto de falsedades y tergiversaciones que se pueden documentar con pleno rigor académico, también estará en lo correcto. Sin embargo, la clasificación y exposición de todas las mentiras y distorsiones históricas a las que recurre Joaquín Bochaca en su extensa obra de nada le servirá al que ya haya sido engullido por la extrema derecha, porque para tal individuo todo lo que dicen tipos como Joaquín Bochaca y Salvador Borrego es la verdad absoluta, y todo lo que cualquiera diga en contra de esta "verdad" necesariamente debe ser un complot "urdido por judíos ladinos" para desacreditar la inagotable sapiencia de tan ilustres ideólogos del neo-fascismo.

Por su parte, el Nazi Número Uno de Rumania, Horia Sima, el cual encontró refugio, casa, comida y sustento vitalicios en la España del dictador ultraderechista Francisco Franco, también contribuyó con su pluma fascista, con obras tales como: ¿Qué es el Comunismo?, Técnica de lucha contra el comunismo, Dos movimientos nacionales: José Antonio Primo de Rivera y Corneliu Zelea Codreanu y El Fin del Exílio. (José Antonio Primo de Rivera es hijo del dictador Miguel Primo de Rivera, el fundador de la ultraderechista Falange Española, mientras que Corneliu Zelea Codreanu es el creador de la terrible Guardia de Hierro que después caería en manos de Horia Sima.) Estos libros merecen toda la credibilidad que se le pueda dar a un criminal de guerra que jamás en su vida enfrentó juicio alguno ante ningún Tribunal en virtud de la protección que siempre le brindó la Falange española.

Otro prominente Nazi, también cobijado en los brazos amorosos de la España Falangista de Francisco Franco, lo fué el Nazi belga León Degrelle:





Y él también correspondió los favores produciendo una amplia literatura pro-Nazi, tanto para justificar la causa a la cual sirvió con toda lealtad durante la Segunda Guerra Mundial como para promoverla en los tiempos presentes tras la caída del Tercer Reich, principalmente a través del CEDADE (Círculo Español De Amigos De Europa), una organización netamente neo-Nazi. También fue un promotor extraordinariamente activo del revisionismo histórico que pretende negar que el Holocausto alguna vez ocurrió, pese a que en sus campañas militares con las cuales intentó ayudarle a Hitler en su invasión para apoderarse de Rusia él personalmente estuvo despachando desde el frente ruso a los campos de concentración alemanes a todos los judíos que caían en sus manos. Su influencia es tan profunda que inclusive existe una organización ultraderechista que aún promueve su "grandeza". Entre su numerosa obra podemos mencionar los libros "Historia de las Waffen SS", "Hitler para 1000 años", Appel aux jeunes européens ("Llamado a los jóvenes europeos"), Aux armes pour l'Europe ("A las armas por Europa"), "Almas Ardiendo", "¡Europa Vivirá" y "El Enigma de Hitler". Un libro que nos interesa muchísimo sobre Leon Degrelle es su libro Mis Andanzas en México. Porque resulta que este Nazi endurecido hasta la médula, imbuído hasta la glándula pituitaria en Los Protocolos de los Sabios de Sión así como en toda la literatura que de ellos derivan estuvo viviendo un tiempo en México. Y estuvo viviendo precisamente cuando se llevó a cabo la Guerra Cristera, a cuyo término derivarían las condiciones propicias para la creación eventual de la ultraderechista Universidad Autónoma de Guadalajara. Este libro de 102 páginas, el cual contiene una introducción del Profesor José Luis Jerez Riesco, describe el viaje y la estancia de Léon Degrelle por tierras mexicanas. En la promoción del libro, podemos leer lo siguiente en relación a la participación activa que tuvo León Degrelle dentro del Movimiento Cristero en México: "Sobre el terreno vivió las claves del conflicto. Comprendió el sentido de la lucha. Vibró al unísono con los Cristeros. Consoló a los padres de los mártires, que lloraban de dolor y alegría simultáneamente. Arengó a los combatientes. Sintió, en sus entrañas, la agonía del catolicismo y su estrangulamiento por unos dirigentes marxistas que no habían previsto en su tosca crueldad la energía del Evangelio." De regreso en Bélgica, fundó el Movimiento Rexista, tomando el nombre directamente del grito de guerra "¡Viva Cristo Rey!" de los Cristeros mexicanos. Así pues, la intervención en la Guerra Cristera de quien con el tiempo se convertiría en uno de los más prominentes aliados de Hitler, es algo que está fuera de toda duda, porque él mismo lo reconoce y se enorgullece de ello. Esta es tan sólo una conexión adicional, de las varias que hay documentadas, entre la extrema derecha mexicana y el Nazismo europeo. Esta es la razón por la cual la Organización Nacional del Yunque y sus creadores los Tecos de la Universidad Autónoma de Guadalajara representan un peligro tan enorme en estos momentos no sólo para México sino para todo el continente americano.

Y ya que hablamos de México, además de la extensa obra de Salvador Borrego y Carlos Cuesta Gallardo ("Traian Romanescu") hay que reconocer la contribución de otros propagandistas del Nazismo mexicano a la literatura ultraderechista mundial. Podemos empezar por mencionar a Esteban Águila, cuya "obra maestra" se titula The Watergate Affair: The Jewish Conspiracy to Seize the US Government" ("El Affaire Watergate: La Conspiración Judía para Apoderarse del Gobierno Norteamericano"), la cual pretende demostrar que el escándalo que acabó con la presidencia del corrupto Richard Nixon fue una conspiración judía desde el principio. Como generalmente suele ocurrir, el paso del tiempo por sí solo se encarga de destruír muchas de las invenciones de la propaganda neo-Nazi. Porque apenas en el 2005, muchos años después de que se publicara el libro de Esteban Águila, el informante Deep Throat ("Garganta Profunda"), cuyas revelaciones confidenciales al Washington Post desataron el escándalo, reveló por fin al mundo su identidad. Y resultó ser William Mark Felt, Director Asociado del FBI, no-judío. Esta revelación, por sí sola, destruye en su totalidad cualquier credibilidad que se le pudiera haber dado a la exótica hipótesis de Esteban Águila, a grado tal que ya ni siquiera vale la pena hacer una segunda edición "corregida" del libro. Este libro al igual que otros similares han sido promovidos dentro de los Estados Unidos por militantes a la Unión de Católicos Nacionalistas Mexicanos (UDECANM, léase Nazis mexicanos, una organización auspiciada por gente conectada con la organización ultraderechista Tecos de la Universidad Autónoma de Guadalajara, precursora de la Unión de Católicos Anticomunistas Mexicanos, precursora a su vez de la Organización Nacional del Yunque como parte de un plan mucho mayor para la conquista del poder político en México), la cual con el fin de infectar con su veneno a la sociedad norteamericana con la finalidad eventual de reclutar adeptos dentro de los Estados Unidos financió la publicación en Inglés un total de 11 libros pequeños pertenecientes a la colección Library of Political Secrets ("Librería de Secretos Políticos"), con "grandes revelaciones" de "grandes secretos" de los cuales únicamente los Nazis mexicanos afiliados a los círculos más interiores del Yunque afirman tener el conocimiento exacto.

Habíamos hablado del efecto multiplicativo con el cual la extrema derecha infla aún más su voluminosa propaganda sin tratar de meter inclusive algún dato nuevo, así sea inventado. Esto trabaja de la siguiente manera: Traian, en México, al escribir un nuevo libelo ultraderechista, inventa varias mentiras como la que inventó Spectator al principio de este blog, y las mete en su nuevo libro presentándolas como "grandes revelaciones" que sólo él sabe de dónde las sacó. Tiempo después, en otra parte del mundo, Bochaca, al estar escribiendo un nuevo libro brotado de su pluma neofascista, lee las "grandes revelaciones" dadas a conocer por Traian en el nuevo libro que acaba de publicar, las cuales le gustan tanto a Bochaca que mete varias de ellas en su libro con algunas alteraciones y modificaciones, y agrega dentro de la bibliografía de su libro el título del libro que previamente publicó Traian, sumando las mentiras de Traian a las mentiras que Bochaca encuentra en otros libros. Tiempo después, Traian en México decide escribir más literatura neo-Nazi, y "descubre" al leer un nuevo libro de Bochaca que Bochaca ha "confirmado" varias de las cosas que Traian creía que eran invenciones suyas, sin darse cuenta de que en realidad sí son sus invenciones originales. Impresionado, Traian cita en su nuevo libro las mentiras modificadas que puso Bochaca en su libro, sin darse cuenta de que varias de ellas son las suyas propias. Y así, citándose repetidamente los unos a los otros, copiándose interminablemente los unos a los otros, la propaganda se sigue inflando indefinidamente, sin nada realmente nuevo que agregar excepto las mismas mentiras recicladas una y otra vez.

De lo que hemos visto en ésta entrega es precisamente de donde saca la extrema derecha su amplia bibliografía; con los materiales así elaborados por estas lenguas de serpiente es como los líderes de las pseudo-sectas neo-Nazis le secan a sus seguidores el cerebro asegurándose de la lealtad de los mismos.

Después de ver lo que hemos visto, ¿habrá alguien que siga creyendo honestamente en las falsedades forjadas por todos estos ilusionistas, maestros consumados en el arte de mentir, expertos engañadores y manipuladores de las conciencias y de la opinión pública a quienes el notable Profesor de la Universidad de Harvard, William H. Riker, les dedicó un neologismo, la herestética?

Lamentablemente, sí. Porque mucha gente nació para ser engañada. Quedando como único consuelo la célebre máxima atribuída al Presidente norteamericano Abraham Lincoln: "Es posible engañar a una parte de la gente todo el tiempo, y es posible engañar a toda la gente una parte del tiempo, pero no es posible engañar a toda la gente todo el tiempo".